LÁGRIMAS DEL CIELO

La noticia del pequeño Luís Santiago lozano de once meses de edad, quien fue mandado a secuestrar y asesinar por su propio padre el pasado 25 de septiembre en el municipio de chía, deja al país una gran tristeza e indignación, por el atroz crimen contra este bebé.


Solo una persona psicópata es capaz de hacer tal maldad, sin importarle el dolor de su madre y sus demás familiares, es por esto que este asesinato no debe quedar impune, este homicida debe pagar su infamia con todo el peso de la ley con una pena ejemplar que ponga como presente para que nadie se atreva a repetir este crimen.

Es triste ver como en Colombia se pierden los valores y el respeto por la vida del otro. Es incuestionable ver como en este país, se han cometido varias faltas contra los menores de edad y hasta el momento muchos de esos han quedado impunes.

No obstante, cuando esto sucede nos horrorizamos, pensamos, reflexionamos, pero aun seguimos dejando pasar estos malos actos en nuestra sociedad, hoy nuestra Colombia llora un ángel que vino a este mundo y se fue sacrificado, por la perversidad de un ser humano, por eso en el cielo hay lagrimas, pero algún día la justicia divina lo juzgara, por lo pronto la justicia terrenal tendrá que castigar su infamia.

LA VIOLENCIA ENTRE PARTIDOS POLÍTICOS

La violencia que se desató a raíz de los partidos políticos, tuvo auge a finales de los años cuarenta y se agudizo, con la muerte de Jorge Eliécer Gaitan, que luego después de allí surgieron las guerrillas liberales, las cuales tuvieron como prestesto luchar por las clases menos favorecidas, poniéndose en contra de grandes terratenientes y las familias más poderosas del país protegidas por el gobierno. Quienes eran los que poseían grandes extensiones de tierra, y habían mantenido el poder económico y político en ese momento.

Desde entonces se acrecentó la violencia bipartidista entre los conservadores en contra de los liberales, se dio una guerra sangrienta que no respeto niños, mujeres y mucho menos a ancianos.
Se genero un conflicto armado por todo el país, donde se vieron afectadas varias regiones y lograron dividir a la población.

Además la iglesia católica era quien orientaba al Estado y por lo tanto, debían existir estrechas relaciones entre la Iglesia y el Estado.

Al partido conservador en ese momento se unieron algunos indígenas y campesinos, quizás por la gran influencia que sobre ellos ejercía la iglesia católica.
Desde entonces y hasta el momento en todo el país se extendió esta lucha absurda, y hasta hoy tiene sus consecuencias. Aun hay pueblos en Colombia que siguen esta tradición y son verdaderos fortines políticos, en torno a una sola ideología, debido a la lucha encontra del poder.